Masía originaria del siglo XIII rodeada de bosque y prados a tres kilómetros de Castellterçol, población agrícola con exquisitas pastelerías y charcuterías ecológicas.

La casa, restaurada respetando los detalles de la arquitectura rural catalana, dispone de dos habitaciones dobles y un baño completo en cada una de sus dos plantas.

La calidez marca la casa y sus estaciones. Para el invierno, una salita con chimenea, cocina con horno de leña y una gran sala de juegos para niños. Para el verano, una piscina con agua salada y caminos que, desde la propia masía, nos sumergen en la historia: capillas románicas, antiguos pozos de hielo o castillos en ruina.

En la propia comarca, a menos de media hora en coche, hay restaurantes con estrellas Michelin, centros de aguas termales y un espléndido monasterio medieval –Món Sant Benet– con fundación gastronómica de la mano de Ferrán Adrià.

Una casa, en definitiva, para desconectar del mundo. O no: Barcelona está a sólo 45 minutos.