La cara y la cruz del Moianès.
Data Dissabte, 13 d'agost a les 12:56:11
Tema opinió



Per la seva profunditat i anàlisi de la situació actual del Moianès i de Moià, reproduïm de forma íntegra l’article aparegut a “La Vanguardia” del dissabte 13 d’agost, signat per Xavier Ventura.

“Para aquellos que creen que el paraíso es el lugar donde alguna vez fueron felices, o todavía pueden serlo, el Moianes es un paraíso. El Moianes sí, Moià, no. Porque si uno es la cara, el otro, el pueblo, es la cruz. Hay que alejarse de él para encontrar la belleza, recorrer unos centenares de metros, en cualquier dirección, hasta sentirse envuelto por el atractivo de esta zona central de Catalunya. Bosques, sierras, valles todavía verdosos pese a que la sequía de este año ha agostado los caminos, castigando de forma inclemente toda la vegetación. Pero aun así la multiplicidad de tonos verdosos ni la frondosidad de otros veranos, la fuerza visual de estas tierras impone.

La mejor manera quizá para disfrutar de ellas es hacerlo en bicicleta. Ir a pie impide cubrir largas distancias y utilizar un vehículo de motor rompe todo el encanto. La bicicleta de montaña – kilometros de pista y caminos, sin tocar asfalto ni carretera- es lo ideal. Rodeado de árboles, embriagada la vista por inmensas perspectivas que se pierden en el horizonte o de masías engarzadas de manera sabia en la naturaleza que las rodea, el visitante puede encontrar en el Moianes aquello que el mundo antes ofrecía de manera natural y que ahora obliga a pagar fortunas por intentar recuperarlo: soledad, silencio y tiempo. Tres regalos que la civilización actual ha malgastado.

Además, inmerso en la belleza de una naturaleza agradecida, es posible olvidarse de los cambios que han convertido Moià, antaño en agradable y tranquilo, en lugar agresivo a la vista y al oído. Población que como otras tantas del país ha crecido demasiado, en muy poco tiempo y, sobre todo, mal. No es el caso, es evidente, de las demás villas del Moianes: Collsuspina, Santa Maria de l’Estany, Castellterçol, Calders… Sólo la que da nombre a esta zona que siempre ha reivindicado su independencia respecto de cualquier otra división ha sucumbido a los desastres de la especulación urbanística y a la dejadez administrativa.

Si antaño Moià fue lugar predilecto para las vacaciones estivales, ahora su presente parece estar en los polígonos industriales y en haberse convertido en lugar de residencia para muchos de los que los precios de las viviendas urbanas han forzado a alejarse de Barcelona y su entorno. Entre ambas cosas, en apenas cinco años casi ha duplicado su población. Con notable presencia de inmigrantes hasta modificar hábitos y maneras. Y que atrae a los fines de semana a hordas de visitantes, convertido Moià en el centro lúdico de toda la comarca.

El problema no ha sido tanto el crecer como el haberlo hecho mal. Haber destruido el paisaje urbano, permitir construcciones verticales cada vez más altas, no conservar las señales de identidad de la población. Asolar granjas, villas y bosques para edificar sin orden, gracia ni sentido, romper el atractivo natural del lugar con extensos polígonos industriales.
Cemento sin encanto por todas partes. Sin duda esta historia no es sólo de Moià, sino también la de otros muchos lugares de Catalunya. Aunque por suerte el Moianes permita no haber de recordar el paraíso perdido.”





Aquest article es de moianès.net, el portal del Moianès i rodalies
https://www.moianes.net

La direcció d'aquesta noticia es:
https://www.moianes.net/modules.php?name=News&file=article&sid=82